La pérdida de valiosas vidas humanas, la anegación de terrenos productivos y la destrucción de viviendas y de infraestructura fundamental no pueden seguir siendo parte del paisaje desolador que debemos divisar los colombianos cada vez que se abate sobre el país una temporada invernal.
Mientras diez departamentos y 136 municipios se encuentran en emergencia por causa de la crudeza de las lluvias, el monitoreo técnico permanente vaticina que la fase más dura del Fenómeno de la Niña está por venir: sigue subiendo el nivel de los ríos, los terrenos se hacen más deleznables y entre los productores, especialmente los del sector agropecuario, crece la angustia por lo que ha de venir. En barrios situados en zonas de ladera y en asentamientos subnormales, la gente vive en situación de zozobra bajo el único techo con el que cuenta.
Sin embargo, no podemos permanecer resignados a ponerle buena cara al mal tiempo, como aconseja un viejo aforismo popular. No, el mal tiempo debe ser atenuado con una acción eficaz de acción y prevención. Ahí está el fundamento de una decisión que acaba de ser adoptada por la Federación Nacional de Departamentos al activar una Red de Seguimiento, que cubrirá todas las regiones -especialmente las más susceptibles a una temporada de siniestros- y articulará esfuerzos conjuntos entre el Gobierno Nacional y las administraciones territoriales para acopiar instrumentos y recursos que faciliten la atención de la emergencia.
Este modelo de sinergia administrativa ha dado resultado en tiempos recientes y vale la pena entonces continuar replicándolo. El más exitoso y perdurable ejemplo está relacionado con la atención de la pandemia. El Ejecutivo y las administraciones departamentales lograron preparar al sistema de salud y a la economía para enfrentar con buenos resultados una emergencia de la que nuestro país -comparado con el entorno internacional- salió en general bien librado.
Pues bien, esta vez los esfuerzos para operar la Red de Seguimiento Departamental cuenta con puntos de referencia claros señalados por la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD). Javier Pava, su nuevo director, expidió el primero de septiembre la circular 026 de 2022. La importancia del documento radica en que contiene unas recomendaciones precisas no solo para gobernadores y alcaldías, sino para las autoridades sectoriales nacionales y para el sector privado. De allí se desprende un mensaje claro: la atención de las emergencias asociadas a un fenómeno que, de acuerdo con el HIMAT, se extenderá hasta comienzos de 2023, es una causa nacional.
De sus recomendaciones se destaca la apremiante necesidad de identificar con suficiente antelación los puntos críticos y de revisar los estudios de riesgo y de mantener, con enlaces permanentes, una expedita comunicación entre todas las autoridades concernidas del orden nacional y territorial. Las autoridades ambientales deben trascender el monitoreo y acometer la limpieza de los cuerpos de agua cuya creciente represente amenaza inminente para las comunidades. Los inventarios de recursos deben estar actualizados, lo mismo que los censos de afectación. De esa manera podrán facilitarse el flujo de recursos hacia las regiones que los requieran.
La FND y la UNGRD han construido ya puentes de comunicación permanente para facilitar la toma de decisiones ágiles por parte del gobierno en todos sus niveles y para acompañar también los esfuerzos que les caben a las empresas y a las propias comunidades. Como lo ha planteado el presidente Gustavo Petro, las regiones más vulnerables deben estar asistidas de manera permanente por el Estado.
Ya hemos advertido que existe un marcado contraste entre el voluminoso número de tareas que debemos cumplir y la escasez del tiempo y de los recursos para hacerlo. Sin embargo, disponemos de la voluntad para hacer de la prevención activa y oportuna nuestra principal herramienta de trabajo frente a las contingencias.
La acción preventiva y eficaz, cuyos resultados seguramente nos permitirán, ahora sí, ponerle buena cara al mal tiempo, es la clave de la acción conjunta que estamos impulsando a través de la Red de Seguimiento Departamental.