El Gobierno Nacional y los gobernadores de frontera vienen desplegando una estrategia que en breve producirá resultados tangibles. El primero y más significativo será la reactivación gradual de la relación comercial con Venezuela, un socio históricamente vital para nuestro país. Ese objetivo se alcanzará a partir de tres condiciones fundamentales: el rescate de la movilidad, la seguridad y las garantías para comerciantes e inversionistas.
El reto es a la vez sugestivo y complejo luego de siete años en que la dinámica de la frontera se vio afectada por razones bien conocidas. Sin embargo, ya convoca la voluntad y los esfuerzos de representantes de las regiones, los empresarios y los operadores del transporte de carga por los puentes del departamento de Norte de Santander.
Con este propósito se acaba de celebrar en Cúcuta un Encuentro Empresarial organizado por la Cámara Colombo Venezolana, el Comité Intergremial de Norte de Santander, la Gobernación de Norte de Santander y Fedecámaras de Táchira.
Allí los ministros de Comercio y de Transporte y el gobernador de Norte de Santander sentaron las primeras bases de la nueva dinámica de la frontera. Como bien lo dijo allí el ministro de Comercio, Germán Umaña, ya hay compromisos con empresarios y ciudadanos: promover los productos venezolanos en Colombia y los colombianos en Venezuela, para fortalecer la integración comercial, impulsar la inversión conjunta y crear una estructura productiva complementaria en materia industrial y social, que permita avanzar en la recuperación de los dos países.
Para Colombia, una condición fundamental será franquearles el paso a organizaciones extremistas y terroristas que golpean en Colombia y luego encuentran refugio más allá de la frontera. También será necesario regular la presencia transitoria de migrantes venezolanos en suelo colombiano, que llegan en el día a nuestro territorio y en la noche regresan al suyo. Todos ellos no dejan de representar una pesada carga presupuestal. Ese clamor no solo se oye en Norte de Santander, sino en La Guajira, en Arauca y Vichada.
El papel de la infraestructura será vital. Guillermo Reyes, ministro de Transporte, ya dispuso la verificación técnica del estado de los puentes y de las vías de comunicación.
El proceso de recuperación será una empresa cuidadosa, pero a la vez con prisa y sin pausa. Hay que restaurar las heridas que le dejó a la economía regional la caída del comercio entre los dos países, que en 2020 cayó a su piso más bajo que, con dificultad, logró superar los US$200 millones. En 2021 cerró en US$394 millones y este año, al concluir el primer semestre, ya era superior sin embargo a los US$318 millones.
Las cifras certificadas por Comercio Exterior indican que la dinámica ha tenido un curso natural, como lo demuestra el hecho de que las exportaciones colombianas de bienes alcanzaron los US$284,4 millones entre enero y junio, un aumento del 125,6% en relación con el mismo periodo del año pasado. La mayor parte de estas exportaciones (el 96,4%) corresponde a bienes no mineroenergéticos. Ahora, ya con el concurso de los gobiernos, de las regiones, de los comerciantes y de las comunidades, los resultados serán más auspiciosos.
Artículos de confitería, polipropileno, abonos minerales, aceite de palma, margarina, aceite de soya, compresas y tampones, insecticidas y acumuladores eléctricos, son algunos de los productos que se han exportado al país vecino.
Colombia también ha importado productos desde Venezuela. En este primer semestre, le compró a ese país US$33,6 millones en bienes, un aumento del 56,9% con relación al mismo periodo del 2021. Productos químicos, sal, azufre, máquinas y material eléctrico, aluminio y sus manufacturas, pescados y plásticos, entre otros hacen parte de los productos adquiridos.
Tanto el Gobierno Nacional como las administraciones territoriales han estado de acuerdo en que la reapertura de los puentes, cuya fecha será decidida próximamente, debe estar acompañada por la sustitución de la ilegalidad, el lavado de activos y el fortalecimiento de la institucionalidad. Esas son condiciones esenciales para que el cierre de la frontera no vuelva a ser ni siquiera una hipótesis.
Las relaciones diplomáticas tendrán que honrar los esfuerzos que ya hacen los sectores que se encargan de mantener viva, pese a los prolongados cierres, la convivencia de dos países que tienen más en común de lo que sugieren sus diferencias transitorias.
Por supuesto, no hace falta que la recuperación de las fronteras dependa de las crisis coyunturales. Las áreas limítrofes con Ecuador, Brasil, Perú y Panamá requerirán también de un tratamiento integral.