Más allá de sus compromisos financieros, el país tiene una deuda de gratitud con una institución que desde la época ya remota del Pacto Andino se ha venido consolidando como uno de los principales aliados en materia de desarrollo social. Se trata del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), reconocido en los 19 países en los que tiene influencia directa como un aliado económico y técnico de los gobiernos subnacionales, principalmente.
Pues bien, CAF ha sabido transformar la expresión “fomento”, que antes hacía parte de su razón social, hasta convertirla en un verbo activo asociado al impulso de las iniciativas que deben permitirle a Colombia y a sus regiones alcanzar las metas establecidas por la comunidad internacional en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Su vocación de respaldo a las regiones colombianas se materializa hoy en la destinación de recursos hasta por 1.200 millones de dólares (unos 4,6 billones de pesos) para facilitar la ejecución de proyectos de inversión social en los departamentos, municipios y ciudades capitales.
El corazón del presupuesto público es justamente ese, la inversión social, y cuando las crisis la han menguado, se necesita la mano solidaria de instituciones financieras con rostro humano. Los recursos de CAF están siendo canalizados a través del Programa Prosperidad Colombia y en principio están puestos a disposición de las regiones Caribe y Pacífico y de los departamentos de Santander y Norte de Santander.
El programa de prosperidad será replicado progresivamente en otros territorios que requieren hoy de acompañamiento y apoyo efectivo para fortalecerse técnica y financieramente y para que sus instituciones estén a tono con su capacidad para formular y ejecutar proyectos en áreas vitales: educación, salud, turismo, energía, sostenibilidad ambiental, agua, agroindustria y tecnologías de la información, entre las de mayor calado social.
Los nuevos recursos para desarrollar instrumentos fundamentales como el catastro multipropósito y ampliar su capacidad de manejo de los residuos sólidos, de manera que las entidades territoriales adoptar modelos economía circular, por ejemplo.
En el primero de una serie de talleres de socialización del Fondo Prosperidad Colombia-CAF 2022, la Federación Nacional de Departamentos, la Federación Colombiana de Municipios y la Asociación de Ciudades Capitales refrendaron su compromiso de generar una sinergia para acompañar a los territorios por la vía de acceso a los recursos y para que, sobre todos aquellos con menor capacidad técnica, puedan usarlos racionalmente bien y aprovechar los programas de financiamiento que irán hasta los 25 años, con respaldo estatal.
Los antecedentes para el buen éxito del Programa Prosperidad Colombia son más que favorables. Bastaría con recordar que durante este año el banco CAF aprobó préstamos por un total de 600 millones de dólares en favor de Colombia para incentivar el impacto de la economía naranja e impulsar el desarrollo sostenible. En julio de 2021 aprobó un préstamo de 500 millones de dólares para promover el uso estratégico de las tecnologías digitales, modernizar el Estado y darle mayor aliento a la reactivación económica, además de aprovechar los datos y la inteligencia digital artificial para mejorar las políticas públicas.
CAF hace hoy parte del ‘top 5′ de los principales financiadores colombianos. Además de crear líneas regionales de crédito muy significativas, durante la emergencia sanitaria estuvo presente con préstamos por más de 300 millones de dólares provenientes de una línea denominada “Contingente Regional de Apoyo Anticíclico para la Emergencia generada por el COVID-19″.
La creación de las líneas de créditos territoriales se relaciona, en amplia medida, con la ventaja de que el banco esté presidido por un colombiano de las calidades del exministro Sergio Díaz-Granados, acompañado por un equipo altamente calificado.
Ahora, en tiempos de pospandemia, celebramos que sus esfuerzos se concentren en contribuir la reactivación de la economía y la prosperidad regional. Estamos convencidos de que departamentos, ciudades y municipios sacarán los mejores réditos sociales de un programa que es novedoso y revolucionario en su concepción y su acción.