Estas relaciones literarias, históricas y de cultura ribereña nos guiaron durante el recorrido desarrollado el miércoles 28 de julio por gobernadores y delegados de los departamentos de Atlántico, Bolívar, Cundinamarca, Boyacá, Caldas, Cesar, Córdoba y Sucre que, al lado de viceministra de Infraestructura, Olga Lucía Ramírez; la consejera presidencial para las regiones, Ana María Palau, y el director de Cormagdalena, Pedro Pablo Jurado, refrendaron su compromiso de impulsar el rescate del “río agonizante” en su doble dimensión de vía fluvial privilegiada y activo vital de nuestro ecosistema ambiental.
Un recorrido de 265 kilómetros a lo largo del río grande convirtió la travesía, organizada por la Federación Nacional de Departamentos, en un escenario de reflexión sobre el presente y el futuro del maravilloso afluente del Mar Caribe, cuya recuperación en esta zona tendrá entre sus pivotes de apoyo el dragado del brazo de Mompox. De acuerdo con las previsiones de Cormagdalena, ya tiene asegurados recursos por $24.000 millones.
El rescate del más importante de nuestros recursos hídricos es una empresa que apremia por su urgencia e importancia. Restablecer su navegabilidad significará potenciar las actividades comerciales de su área de influencia en beneficio de la reactivación económica del país. Hacerlo de manera sostenible, amigable con el medioambiente, fortalecerá sus atributos en esta era en la que la competitividad requiere un enfoque integral y, más que nunca, regional.
Se trata de una causa de Estado que ha sido bien acogida incluso por la comunidad internacional. Recordemos que, durante su reciente Asamblea celebrada en Barranquilla, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) anunció que, en asocio con el gobierno de Gran Bretaña, acompañaría la construcción del plan de licitación para conformar la Alianza Público Priva (APP) que habrá de ejecutar las obras para la recuperación de la navegabilidad. Con el vigor de su caudal, el río nos permitirá reconocer la importancia del transporte multimodal.
El proyecto comprenderá la intervención de los 668 kilómetros que distancian a los puertos de Bocas de Ceniza, en Atlántico, y Barrancabermeja, en Santander.
Las previsiones del presidente Iván Duque Márquez, artífice de la loable iniciativa de estructurar la APP, apuntan hacia inversión cercana a los $1,4 billones. Su impacto en el entorno social será de suma importancia. El desarrollo del proyecto integral traerá beneficios a seis millones de habitantes de los siete departamentos que miran hacia el río y que ahora tienen cifradas en él buena parte de sus esperanzas.
Es importante destacar también que Cormagdalena ha asumido con decisión la tarea de articular los esfuerzos territoriales para la protección de las orillas, la protección contra la erosión y el manejo de las inundaciones de temporada. Bajo la veeduría de las gobernaciones, su misión incluye también la inversión estratégica de los recursos de regalías, que para las vigencias 2021 y 2022 superan los $77.000 millones.
Según lo decidido por el Consejo Nacional de Política Fiscal (Confis), el 5 de marzo, los planes en esa dirección pueden estar respaldados por vigencias futuras por cerca de $24.000 millones.
Por eso, es preciso actuar sin dilaciones porque la pérdida del recurso pesquero, que afecta la calidad de vida de los habitantes de su área de influencia, está relacionada con el deterioro ambiental del sistema de humedales del Magdalena. Precisamente esta prioridad se cruza con lo revisado esta semana en Londres en donde el medio ambiente, más que nunca, cobra relevancia. Y será el el apoyo decidido al desarrollo del Río el que materializará esos propósitos.
Hay un nuevo interés en mejorar la infraestructura de sistemas de tratamiento de aguas servidas que hacen sus descargas al río o a sus afluentes. Cormagdalena y las administraciones territoriales trabajarán en el fortalecimiento de los proyectos de manejo de residuos sólidos, de los programas de reforestación y buscarán darles impulso a iniciativas de las comunidades ribereñas sobre el uso sostenible de los recursos naturales.
Los dos ámbitos del rescate del Magdalena deben protagonizar el feliz desenlace de una historia sobre sobre el rescate de un tesoro natural al que los personajes de García Márquez calificaron, con nostalgia y esperanza, un “río agonizante” o un “río de sueños”, como fue titulado el último libro de Wade Davis, cuyas páginas hacen un recorrido histórico por el afluente y alientan la ilusión de que los esfuerzos para recuperarlo no serán en vano.